Notas al pie | Fernanda Cohen / La idea y el detalle
Por Lucas López
A través de un dream team de figuras como Ariel Pink, Kim Gordon, Lou Reed, Beck, Debbie Harry, Patti Smith, Thom Yorke y Brian Eno, entre otros, la ilustradora Fernanda Cohen sintetiza una laboriosa búsqueda de la máscara donde combina el tono ictérico con el grano del papel y el pigmento.
Con estas prácticas, Fernanda Cohen se refugia en los cuarteles de invierno de la experimentación. Sus retratos de músicos marcan un nuevo estilo que la aleja –de a ratos– de sus criaturas perfumadas para el mundillo del consumo, la ilustración editorial y el prêt-à-porter (“es algo completamente nuevo para mi, simboliza la magia de probar sin que te estén mirando”). Destellos con olor a gouache y tinta china que la ubican codo a codo junto al mito Philip Burke, por su forma universal de ilustrar la entelequia conocida como cultura-rock y por su inequívoca habilidad para la saturación y el brillo de la mancha. En tanto, en la tradición de la ilustración y el design thinking estadounidense de Saul Steimberg, James McMullan y la encantadora Maira Kalman, Fernanda Cohen busca la pincelada exacta para cada pliegue de la piel, sin perder de vista su obsesión por el eje central del rostro y su periferia: hombros, escotes, dobleces y pespuntes de la ropa y la esencia del accesorio como
piedra de toque.
Aunque no solo es técnica y tablero, sino también canciones pop e historias personales. “Cuando estaba estudiando en la School of Visual Arts en New York” – recuerda Fernanda–, “el director de la carrera, Tom Woodruff, era amigo de Lou Reed, así que nos llevó a ver un ensayo de una obra de teatro en la que participaba Lou. Me acuerdo que éramos unos quince, y como seguidora de Andy Warhol algo sabía de quién era, pero no entendía de qué forma materializar el momento más que escuchándolo sentado ahí, al lado mío”.
Las ilustraciones de Fernanda Cohen, un tímido secreto a voces amplificado por Twitter, nacieron de la iniciativa de un cliente, pero luego fueron cobrando vida a medida que el sumario de rostros y ambiciones crecía, desde la alternativa de Ariel Pink y Kim Gordon al mainstream de Slash, David Bowie y Madonna. Un catálogo que le valió el interés de la muestra “The Amazing Nina Simone” en Miles Gallery, de New York, donde Fernanda Cohen exhibirá su retrato durante 2015, “los productores del documental vieron el retrato en Instagram y me escribieron especialmente para que envíe la pieza enmarcada a New York para exhibirla en la muestra que acompañará el estreno de la película”, agrega con el tono propio de lo inesperado. Muchas otras historias hay detrás de cada dibujo.
Si como dice el crítico Greil Marcus en El Basurero de la Historia, “no solo los detalles deben ser verosímiles, también las ideas del artista deben ser creíbles”, el espesor de las máscaras de Fernanda Cohen, por medio de un método manual y verosímil, definen una visión personal clave en la evolución de un estilo, no solo en su gesto gráfico sino también en su libertad.